¡Pablo el Verde ya ha sido presentado! :) Y así se pone fin a una aventura que comenzó hace unos meses, cuando Rebeca Farpón, (a quien por cierto conocí hace ya unos cuantos años cuando las dos coincidimos en el colegio mayor de Madrid) me escribió para preguntarme si me gustaría escribir un cuento. Lo cierto es que no me lo pensé mucho. Como periodista que soy me encanta escribir. De hecho, escribo mucho: para revistas, medios digitales en mi propio blog… Pero nunca había escrito un libro. ¡Para mi la propuesta de Rebeca fue un sueño hecho realidad! ¡Escribir un cuento para niños! ¡Vamos que dije si si si!
Rebeca me explicó que el objetivo del cuento era acercar a los más pequeños el ámbito forestal. Y es que, hoy en día, muchas personas tienden a relacionar la gestión forestal con la tala indiscriminada de árboles. Relacionan la tala de árboles con deforestación, con algo negativo. Este cuento tenía que acabar con esta idea. Tenía que quedar claro que se corta SÍ, pero que también se planta, y las consecuencias tremendas que tendría no hacerlo. Tengo que decir que yo, antes de escribir este libro, era una completa analfabeta forestal, si me permitís el término, pero Rebeca desde el principio me lo explicó todo de forma muy sencilla y me ayudó a documentarme.
Y así, poco a poco, según fui entendiendo el objetivo del cuento, fui dándole forma al protagonista del mismo. Mi sobrino de 8 años, Pablo, y mi padre, su abuelo, fueron mi inspiración para crear al pequeño Pablo el Verde (ese pequeñajo sabiondillo, que se define como ecologista y vegetariano, aunque afirma comer croquetas de jamón) y a su abuelito que es su mejor amigo y que lo lleva a manifestaciones en contra de la tala indiscriminada de árboles. Dos personajes que se adoran pero que también discuten porque tienen distintos puntos de vista. Y es que Pablo está en contra de la tala de árboles, ¡Pero de la tala de cualquier tipo! Él no distingue entre la que es responsable y necesaria de la que es indiscriminada y hay que evitar. Y precisamente, esta forma de pensar, un poco radical, le lleva a pedir un deseo el día de su 8º cumpleaños: quiere vivir en un mundo en donde no se talen árboles...
Cuando su deseo se hace realidad Pablo se enfrenta a un mundo muy diferente del que conocía hasta ese momento, un mundo en el que los árboles pasan de estar fuertes y robustos a estar moribundos, en donde no hay muebles de madera, ni papel, y en donde mucha gente que vivía del sector forestal ha perdido su trabajo…Entre otras cosas… No os cuento más para que lo leáis por supuesto… :)
Bueno ¡Y qué sería de la historia sin los dibujos! No puedo olvidarme de darle las gracias a Antonio Vázquez, que fue la persona que le dio cara y cuerpo al pequeño Pablo y al resto de personajes de la historia. Sus maravillosas ilustraciones completan un cuento del que estamos muy orgullosos y que espero que os guste y que sobre todo guste a vuestros hijos, sobrinos… a los niños, quienes en definitiva son el público a quien va dirigida esta historia.
No puedo acabar sin agradecer a Asmadera la oportunidad que me han brindado, en especial quiero darle las gracias a Rebeca. Gracias por haber confiado en mí para este proyecto y por todo tu apoyo en todo el proceso. Ha sido un placer crear a Pablo el Verde y narrar sus aventuras…
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Rebeca me explicó que el objetivo del cuento era acercar a los más pequeños el ámbito forestal. Y es que, hoy en día, muchas personas tienden a relacionar la gestión forestal con la tala indiscriminada de árboles. Relacionan la tala de árboles con deforestación, con algo negativo. Este cuento tenía que acabar con esta idea. Tenía que quedar claro que se corta SÍ, pero que también se planta, y las consecuencias tremendas que tendría no hacerlo. Tengo que decir que yo, antes de escribir este libro, era una completa analfabeta forestal, si me permitís el término, pero Rebeca desde el principio me lo explicó todo de forma muy sencilla y me ayudó a documentarme.
Y así, poco a poco, según fui entendiendo el objetivo del cuento, fui dándole forma al protagonista del mismo. Mi sobrino de 8 años, Pablo, y mi padre, su abuelo, fueron mi inspiración para crear al pequeño Pablo el Verde (ese pequeñajo sabiondillo, que se define como ecologista y vegetariano, aunque afirma comer croquetas de jamón) y a su abuelito que es su mejor amigo y que lo lleva a manifestaciones en contra de la tala indiscriminada de árboles. Dos personajes que se adoran pero que también discuten porque tienen distintos puntos de vista. Y es que Pablo está en contra de la tala de árboles, ¡Pero de la tala de cualquier tipo! Él no distingue entre la que es responsable y necesaria de la que es indiscriminada y hay que evitar. Y precisamente, esta forma de pensar, un poco radical, le lleva a pedir un deseo el día de su 8º cumpleaños: quiere vivir en un mundo en donde no se talen árboles...
Cuando su deseo se hace realidad Pablo se enfrenta a un mundo muy diferente del que conocía hasta ese momento, un mundo en el que los árboles pasan de estar fuertes y robustos a estar moribundos, en donde no hay muebles de madera, ni papel, y en donde mucha gente que vivía del sector forestal ha perdido su trabajo…Entre otras cosas… No os cuento más para que lo leáis por supuesto… :)
Bueno ¡Y qué sería de la historia sin los dibujos! No puedo olvidarme de darle las gracias a Antonio Vázquez, que fue la persona que le dio cara y cuerpo al pequeño Pablo y al resto de personajes de la historia. Sus maravillosas ilustraciones completan un cuento del que estamos muy orgullosos y que espero que os guste y que sobre todo guste a vuestros hijos, sobrinos… a los niños, quienes en definitiva son el público a quien va dirigida esta historia.
No puedo acabar sin agradecer a Asmadera la oportunidad que me han brindado, en especial quiero darle las gracias a Rebeca. Gracias por haber confiado en mí para este proyecto y por todo tu apoyo en todo el proceso. Ha sido un placer crear a Pablo el Verde y narrar sus aventuras…
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